El célebre economista Alfred Marshall acuñó una expresión para explicar la relación y equilibrio entre distintas variables, a la cual recurrimos al momento de explicar la importancia del propósito.
En su modelo de equilibrio parcial, la finalidad de Marshall era observar, de manera individual, la relación entre distintas variables dentro de un determinado contexto. Con ese fin, se pueden proyectar escenarios posibles asumiendo que el resto de las variables no se mueven.
La expresión es ceteris paribus. Ceteris paribus es una locución latina que significa, literalmente, “en igualdad de condiciones” pero que debemos traducir como “todo lo demás constante”. Esta idea es útil si se pretende aislar las variaciones que se producen en una variable por el efecto de otra y que el resto no afecte al análisis.
Para nosotros, el desafío de lograr una relación equilibrada entre las variables de un negocio tiene un componente fundamental que hace repensar esta correlación. ¿Por qué? En nuestra propuesta, el propósito es la única variable -que puede evolucionar en su intención- pero que permanece fija como guía en la construcción del modelo de negocio. Es la razón personal por la que cada uno se embarca en la aventura de emprender o llevar adelante algún proyecto que implique su vida.
Hacer negocios en nuestra metodología requiere una lógica flexible, fluctuante, maleable. En vez de estudiar la correlación de un componente variable considerando que todos los demás permanecerán fijos, buscamos relacionar dinámicamente todos los componentes -segmento de clientes, canales, modelo de costos, modelo de ingreso, recursos, actividades, entre otros- fijando nuestro propósito.
El desafío personal de ser sinceros con lo que realmente queremos lograr, la humildad que implica la disposición a escuchar y entender qué quiere el otro para poder darle valor y el desafío intelectual de jugar con todas las demás variables con el potencial de la herramienta de modelos de negocio es una experiencia de aprendizaje maravillosa.